En abril empezó una de las peores crisis que Nicaragua ha vivido en los últimos años, propiciada por decisiones impopulares del gobierno de Daniel Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, en detrimento del bienestar de trabajadores, pensionados y empresarios. Crisis que el ejecutivo nicaragüense ha tratado de mitigar a través de la represión y la violencia política. Como lo alertamos en ese momento (19 de abril) “la represión ha sido contra la ciudadanía que democráticamente ha salido a las calles a mostrarse en contra de una medidas económicas impopulares y contra periodistas que están cubriendo los hechos, como lo han manifestado varias organizaciones y activistas aliados la Red Latinoamericana y del Caribe para la Democracia (REDLAD)”.
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